Con la utilización de insectos auxiliares (tanto depredadores como parasitoides) en la Agricultura se está consiguiendo hoy en día controlar, e incluso erradicar, un buen número de plagas agrícolas, es lo que se conoce como Control Biológico.
Sin embargo, dicho Control Biológico puede ser mucho más eficaz si se acompaña con setos constituidos por plantas reservorio, ya que van a facilitar que la población de enemigos naturales de plagas que hemos introducido en los cultivos se mantenga estable durante todo el ciclo del cultivo agrícola, y eso se debe a que las plantas reservorio contribuyen a incrementar la biodiversidad botánica en nuestras instalaciones agrícolas si lo comparamos con la «uni-biodiversidad» que ofrecen los monocultivos, aumentando así las probabilidades de que los insectos auxiliares encuentren, entre la multitud de hábitats que crean esas plantas reservorio, aquel hábitat que sea el más adecuado para ellos, ya que en caso contrario sus poblaciones pueden descender por mortalidad o porque emigren a otras zonas buscando un ecosistema más benigno, obligándonos en este caso a tener que seguir adquiriendo insectos auxiliares con la correspondiente elevación de nuestros costes de producción.
Con la presencia de plantas reservorio en los setos entramos en una estrategia de control de plagas denominada Control Biológico Conservativo, siendo una estrategia que nos va a ayudar a potenciar aún más nuestro Control Biológico, ya que los insectos auxiliares:
- van a disponer de muchos más refugios en donde poder esconderse para no ser capturados por otros depredadores o parasitoides que los consideren como presas,
- tendrán más posibilidades de encontrar unas condiciones de temperatura y humedad que sean mucho más favorables para ellos,
- y podrán acceder a fuentes de alimento extra de polen y/o néctar, especialmente cuando los cultivos agrícolas pierden su floración, ya que, aunque sean depredadores o parasitoides, muchas de esas especies necesitan de ese tipo de alimento durante una parte de su ciclo vital,
permitiendo ese conjunto de situaciones ventajosas que nuestros insectos auxiliares tengan mayores tasas de supervivencia, así como de reproducción, con respecto a si no hubiese una presencia de setos con plantas reservorio.