Hoy en día nos estamos encontrando con cultivos minoritarios que están ofreciendo altas rentabilidades económicas como son los algarrobos, los pecanos, los nogales, los pistachos o las higueras, por lo que desde NOGALNATURE queremos contribuir a dar a conocer estos cultivos minoritarios a través de la publicación de unos Monográficos que vamos a ir publicando semanalmente, empezando con el algarrobo (Ceratonia siliqua), un cultivo con sorprendentes curiosidades agrícolas., ¿sabías que tan solo necesita entre 220-350 litros de agua al año, lo que implica crecer en un ambiente de altísima aridez, para dar frutos? En este primer capítulo te lo contamos.
SITUACIÓN DEL CULTIVO DEL ALGARROBO
El algarrobo europeo (Ceratonia siliqua) es un cultivo tradicional en la mayoría de los países de la cuenca mediterránea, siendo España el primer país productor del mundo. La cosecha nacional, según la industria, oscila entre 60.000 y 80.000 toneladas de garrofas al año.
España produce una cuarta parte de la producción mundial, seguida de Marruecos (18%), Portugal (17%) e Italia (14%).
Entre el 70-80% de la producción española se vende en el mercado nacional, exportándose el 20-30% restante. Esta producción se obtiene de una superficie aproximada de 47.000 hectáreas de plantaciones regulares y casi 500.000 árboles diseminados.
Los cultivos en España están localizados principalmente en la franja costera mediterránea. La producción se distribuye de la siguiente manera:
- 45% de la producción en la Comunidad Valenciana.
- 28% en las Islas Baleares.
- 21,5% en Cataluña.
- 3,5% en Andalucía
- 2% de la producción en Murcia.
ECOLOGÍA BÁSICA DEL ALGARROBO
2.1. Requerimientos
El algarrobo es un árbol muy adaptado a regiones áridas donde puede considerarse como un árbol emblemático. Las áreas de cultivo del algarrobo en España se sitúan en la franja costera mediterránea comprendida entre la costa y los 40 km hacia el interior.
Se trata de un cultivo poco exigente en agua. La cantidad de agua necesaria para una adecuada fructificación del algarrobo se estima según distintos autores en 350 mm al año. La planta presenta una gran resistencia a la sequía, tan sólo superada por el pistachero, pudiendo fructificar en zonas donde la lluvia no supera los 220 mm/año.
Es muy sensible al frío por lo que sólo puede vivir próximo al mar, con altimetrías de menos de 600 m. En algunas regiones como Andalucía y Marruecos ocupa zonas más altas, pero siempre con adecuadas exposiciones al sol y con riesgo de heladas.
El algarrobo requiere suelos permeables. Por lo demás, es prácticamente indiferente al tipo de suelo. Prefiere suelos calcáreos, con pH 7-8, de consistencia media o sueltos, es decir francos o franco arenosos. Los suelos que se encharcan son facilidad no se consideran aptos para el cultivo de este árbol ya que es muy sensible a diversas podredumbres de raíz. Es tolerante a la salinidad. En suelos muy profundos y fértiles el algarrobo vegeta muy bien, pero produce menos algarrobas y de peor calidad, ya que contienen menos azúcar y se conservan peor.
Le perjudican considerablemente temperaturas inferiores a 4°C, especialmente si se producen de una manera brusca y existe humedad en el ambiente. Estas temperaturas afectan a los ejemplares jóvenes y a los frutitos en invierno, pues en este periodo son aún muy pequeños. Por otra parte, los fuertes calores únicamente le pueden causar daño si rebasan los 45°C y las plantaciones no han recibido las labores convenientes. La madera joven se hiela a temperaturas de 5ºC bajo cero.
Destaca su resistencia a la caliza activa. En zonas donde el carbonato cálcico total puede llegar al 60% y el contenido en caliza activa puede superar el 22%, la especie vegeta sin síntomas evidentes de clorosis férrica que serían normales en otras especies.
Tanto los valles y terrenos llanos, como las hondonadas, barrancos, colinas y hasta montañas son susceptibles de ofrecer al algarrobo un buen medio de vegetación. En suelos muy pobres y con subsuelos pétreos y sin casi capa de tierra explorable los algarrobos crecen achaparrados, con poca vegetación y poco desarrollo, pero mantienen buenas producciones.
El algarrobo acepta bien el riego. En este caso, posteriormente debe cuidarse la conservación de la algarroba.
Desde el punto de vista ecológico, las zonas adecuadas para el algarrobo coinciden con las de la carrasca, los cítricos y el olivo. Su posible expansión territorial en zona templada es mayor que la de los cítricos y menor que la del olivo.
2.2. Ciclo biológico del algarrobo.
Este árbol es perennifolio, de gran rusticidad y muy bien adaptado a las condiciones mediterráneas. Tiene una latencia corta sin llegar a interrumpir totalmente su desarrollo en invierno. Sin embargo, tiene una parada estival marcada.
Sus principales brotaciones tienen lugar en otoño y en primavera.
La inducción floral se produce en primavera, aunque el desarrollo de las inflorescencias comienza en verano y estas siguen su crecimiento durante septiembre y octubre.
La polinización (anemófila y entomófila) puede comenzar ya en agosto, aunque normalmente la mayor parte del cuajado de flores se produce entre septiembre y octubre, en este momento tiene lugar una importante caída de frutitos, la floración es por tanto muy larga, normalmente de 4 o 5 meses y es escalonada, ya que mientras los frutos de unas inflorescencias están ya cuajados, otros están iniciando su desarrollo. Los que no sufren esta caída comienzan a engrosar y crecer muy lentamente al principio permaneciendo en un desarrollo incipiente hasta marzo, mes en el que comienza el crecimiento rápido del fruto.
El enverado o cambio de color, que comienza por la zona estilar y por la zona de sutura carpelar, es progresivo y en forma de mancha alargada y arracimada.
El desarrollo de la algarroba pasa por las tres típicas fases de la mayor parte de frutales, pudiéndose asimilar su curva de crecimiento a una sigmoide cuyas fases están caracterizadas por la velocidad de crecimiento y por los peso y longitud de los frutitos.
En el crecimiento de la algarroba se distinguen claramente tres fases:
– Fase l. Caracterizada por el lento crecimiento en longitud de los frutitos que llega a pararse prácticamente en los meses de noviembre a enero.
– Fase II. Caracterizada por un crecimiento rápido de la algarroba, especialmente en longitud.
– Fase III. Se caracteriza por una ralentización de la velocidad de crecimiento comenzando el enverado, la maduración y la acumulación de azúcar en el fruto.
REFERENCIAS
Caroubé (2022), “Propiedades terapéuticas y remedios caseros”, consulta web.
Navarro Cerrillo, Sánchez Lancha et al. (2014), “Ceratonia siliqua L.”, Producción y manejo de semillas y plantas forestales Tomo I, p. 324-348, España, Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN).
Salazar, Melgarejo et al. (2002), “El cultivo del algarrobo”, AMV Ediciones.
Tous Martí, J. (2021), “El futuro del cultivo del algarrobo frente al cambio climático”, consulta web revista Horticultura, Interempresas.
Tous Martí, J. (1985), “Comercialización y variedades de algarrobo”, Hoja Divulgadora 01/1985, España, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Tous Martí, J. (2022), “Variedades de algarrobo cultivadas en España”, consulta web Empresas Innovadoras de la Garrofa.